La Catedral de Lisboa o Catedral de Sé, de estilo románico, es una de las visitas obligadas en el barrio de Alfama. Se trata de uno de los pocos monumentos supervivientes a los sucesivos terremotos e incendios que han asolado la ciudad. Su construcción comenzó a mediados del siglo XII, cuando Alfonso Henríquez y el primer obispo de Lisboa, Gilbert de Hastings, decidieron levantarla sobre una antigua mezquita tras reconquistar la ciudad a los musulmanes durante la Segunda Cruzada.

Fachada de la Catedral de Lisboa (Sé).
Fotógrafo: Leandro Neumann Ciuffo
En su origen, la Catedral de Lisboa era conocida como Iglesia de Santa María la Mayor, y no fue hasta finales del siglo XIV cuando comenzó a ejercer como catedral. Por sus diferentes usos y fases arquitectónicas encontramos en ella un mosaico de estilos: aunque mantiene la esencia del románico en su estructura externa de dos torres y en el gran rosetón, el interior, más oscuro y austero, es claramente gótico. Alberga además un tesoro muy preciado: los restos de San Vicente, patrón de la ciudad, cuyo ataúd, según cuenta la leyenda, acompañaron dos cuervos en su traslado a la ciudad (de ahí la incorporación de los mismos al escudo de Lisboa).
Por último, el claustro presenta un estilo similar al del Monasterio de los Jerónimos y varias excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en él atestiguan su pasado romano y árabe. La catedral de Lisboa, tal como podemos verla hoy, es producto de una profunda restauración que data de principios del XX.