El ascensor da Glória es uno de los varios elevadores con los que cuenta Lisboa para salvar sus pronunciadas cuestas, y el más utilizado por los turistas al estar en pleno centro; ¿sabéis cuántos pasajeros transporta al año? ¡Más de 3 millones!
Algunos datos básicos sobre el Elevador de la Gloria…
- Fue inaugurado en 1885 y, al igual que el resto de funiculares de Lisboa, es obra del ingeniero portugués Raoul Mesnier du Ponsard.
- Conecta la Plaza de los Restauradores con el Barrio Alto. Si bajáis desde Avda. Da Liberdade, lo encontraréis en un callejón a mano derecha. Si venís desde Rossio, os quedará a mano izquierda.
- Cuando comenzó a funcionar, el ascensor da Glória contaba con grandes tanques de agua instalados en la parte trasera y delantera, según si el recorrido era de subida o bajada, que lo ayudaban a moverse gracias a la fuerza de la gravedad. Después se pasó al vapor y, finalmente, en 1914 comenzó a operar con energía eléctrica.
- En realidad, el ascensor da Glória está compuesto por dos vagones, el nº 1 y el nº 2, que se cruzan a mitad de recorrido. Así siempre hay uno en la parada inferior y otro en la superior. Ambos fueron construidos, por cierto, por una empresa alemana, la Maschinenfabrik Esslingen.
- Durante el recorrido, que apenas dura 5 minutos (sube unos 260 metros), veréis algunos graffitis bastante curiosos en la parte derecha.
- Desde febrero de 2002, como el resto de ascensores, está declarado Monumento Nacional.
- La mejor hora para subir es por la mañana temprano, que hay menos gente y seguramente podamos ir sentados. Si no, a última hora de la tarde también es una buena opción, ya que podremos contemplar el atardecer sobre Lisboa desde el mirador de San Pedro de Alcántara.
Utiliza el Ascensor da Gloria para llegar al mirador…
Cuando lleguéis arriba, en el Barrio Alto, justo a la derecha encontraréis el famoso mirador de San Pedro de Alcántara. Es uno de los más impresionantes de Lisboa por la gran panorámica que ofrece de la ciudad, además de estar rodeado por unos bonitos jardines y tener un panel de azulejos donde se indican los lugares de interés que podéis contemplar desde su barandilla.
Para hacer de vuestro viaje a Lisboa una experiencia completa os recomendamos que no dejéis de subir a alguno de sus ascensores, pues no se trata de una mera atracción turística, sino de un transporte público típico de la ciudad y muy utilizado por los propios locales para moverse de una zona a otra.