Quinta de los Azulejos

Dirección: Quinta dos Azulejos, 1600-549 Paço do Lumiar (Colégio Manuel Bernardes)
Cómo llegar:
• Autobús: nº 703 (parada de Igreja Lumiar). Desde aquí camina recto 8 minutos por Estrada Lumiar y gira a la derecha hacia Largo São João Baptista. Reconocerás el colegio por su fachada de azulejos.

Su nombre es descriptivo por sí solo, porque esta, sin duda, es LA Quinta de los Azulejos.

Quinta dos Azulejos

La Quinta dos Azulejos.

Y es que puede que en Portugal haya muchas quintas de azulejos, pero como la Quinta dos Azulejos de Lisboa… difícil.

Ángeles en la Quinta dos Azulejos

Ángeles con un fragmento del Evangelio en la Quinta dos Azulejos.

Sorprendentemente, son muy pocos quienes conocen la existencia de esta pequeña joya escondida en el patio de un colegio privado; incluso la mayoría de lisboetas desconoce la existencia de este paraíso del azulejo ubicado en la zona de Lumiar, a 10 minutos en coche del centro.

Quinta de los Azulejos

La Quinta de los Azulejos.

El Colegio Manuel Bernardes custodia en su interior un coqueto jardín cuyos muros están cubiertos de azulejos, y no unos azulejos cualquiera, sino uno de los mejores ejemplos de azulejería del país. Diferentes de los típicos azulejos de patrones que se repiten y que puedes ver en cualquier rincón de Lisboa.

Por qué estos azulejos son especiales

Aquí, los paneles de azulejos cuentan historias: leyendas de la mitología griega como la de Perseo, fundador de Micenas y destructor de la terrible Medusa:

Perseo

Perseo derrota al monstruo marino Ceto tras petrificarlo con la cabeza de Medusa.

Como la de Ícaro, que voló demasiado alto y cayó al mar cuando se le derritieron las alas; como la de Narciso, que enamorado de su propia belleza fue convertido en la flor que lleva su nombre.

Ícaro

Ícaro cae al mar cuando se le derriten las alas que su padre, Dédalo, le había fabricado.

Además, episodios religiosos como la multiplicación de los panes y los peces o las bodas de Caná.

Las bodas de Caná

Las bodas de Caná.

Frente a ellos, escenas cotidianas típicas del XVIII: un paseo por el jardín, una pareja que se susurra algo al oído, un picnic, una fiesta informal…

Una pareja en la Quinta dos Azulejos

Intrigas y secretos en el siglo XVIII.

Aparte de por lo que cuentan, los azulejos de la Quinta dos Azulejos tienen cierta singularidad por su apariencia: son de colores.

Quinta dos Azulejos

Detalle de un panel en la Quinta dos Azulejos.

Hasta el siglo XVII, la tendencia predominante en los azulejos portugueses era que se fabricasen en color blanco y azul.

Pero un siglo después, con la llegada de cerámicas procedentes de las colonias y especialmente con las de importación china, el gusto por el color en la cerámica se fue abriendo paso y los azulejos comenzaron a incluir tonos amarillos, morados, rosas, rojizos y negros.

Lumiar, un remanso de paz para la aristocracia del XVIII

Esta parte de la ciudad, y en concreto todo lo que rodea la Quinta dos Azulejos, forma parte del Paço de Lumiar. Al visitar esta zona te darás cuenta rápido de que debió ser, en otro tiempo, una área de gran riqueza. Y es que aquí abundan las quintas, antiguos palacetes enclavados en mitad de la naturaleza (en el siglo XVIII, como podrás imaginar, este lugar estaba rodeado de campo) en los que la nobleza portuguesa pasaba sus vacaciones y celebraba ostentosas fiestas. Cerca de Lisboa, para no perderse nada de la vida en la ciudad, pero lo suficientemente lejos como para considerarse casas de campo, en consonancia con esa idealización del mundo rural tan propia del XVIII.

Jardín de la Quinta de los Azulejos

Jardín de la Quinta de los Azulejos.

Así pues, muy cerca de la Quinta dos Azulejos encontrarás el Palacio Angeja-Palmela, que alberga el Museo Nacional del Traje (muy interesante y completo) y un exuberante jardín botánico mucho menos famoso que otros de Lisboa y por el que pasear es un placer para los sentidos. También puedes visitar el cercano Museo Nacional del Teatro y de la Danza (Museu Nacional do Teatro e da Dança).

Una visita obligada (y muy poco turística)

La Quinta dos Azulejos puede visitarse gratis y no hace falta reservar previamente, aunque el colegio tiene cierto control a la hora de permitir los accesos. Es suficiente con que acudas dentro de este horario y llames a la entrada principal del colegio; en la recepción te indicarán cómo acceder al jardín. Eso sí, puede que te pregunten cuál es el propósito de tu visita y, si vas a hacer a fotografías, para qué quieres utilizarlas. Por lo demás, una vez dadas las explicaciones pertinentes y obtenido el permiso, eres libre de recorrer el jardín a tus anchas.

Quinta dos Azulejos

Quinta dos Azulejos.

Durante la primavera, este jardín lleno de orquídeas blancas se cubre con un manto de pétalos en el suelo y constituye un verdadero remanso de paz por el que dejarse llevar durante un rato en un viaje a la Lisboa de las grandes quintas donde la aristocracia se retiraba con el buen tiempo, para pasear por esos bucólicos jardines del XVIII. De vez en cuando, unas voces infantiles a lo lejos nos recordarán que aún seguimos en el siglo XXI, aunque no lo parezca :)

El colegio Manuel Bernardes

El colegio Manuel Bernardes.

Si os lo permiten, en la misma entrada del colegio por la que se accede podéis contemplar el panel de azulejos que recorre una antigua escalera a la derecha. Al final de la misma se encuentra una capilla con un par de siglos de historia donde los alumnos todavía asisten a misa. En el mismo piso, un curioso salón que hace pensar que si Hogwarts estuviese en Portugal, se parecería bastante a este colegio.

Horario:
  • Lunes a viernes de 09:00-10:00 horas y de 15:00-17:00 horas
Precio:
  • Gratis