Con sus más de 28 metros de altura, el Cristo Rey de Lisboa (Cristo Rei) nos recibe en la ciudad con los brazos abiertos y nos recuerda, inevitablemente, al emblemático Cristo Redentor de Río de Janeiro. De hecho, se creó inspirado en el mismo y no al revés, al contrario de lo que muchos piensan.
El origen de esta construcción se remonta a 1934, cuando el entonces Cardenal de Lisboa viajó a Río de Janeiro y quedó tan impactado por el Cristo Redentor que a su vuelta a Portugal comenzó a recaudar fondos para erigir en Lisboa un monumento similar, el Cristo Rey. No fue hasta finales de los cincuenta cuando se consiguió concluir la obra, que simboliza la paz y el agradecimiento a Dios por haber mantenido a Portugal al margen de los estragos de la Segunda Guerra Mundial.
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El Cristo Rey sería finalmente esculpido sobre el estuario del Tajo, en la localidad de Almada, por Francisco Franco de Sousa. Sus cuatro pilares representan los puntos cardinales y su interior alberga la Capilla de Nossa Senhora da Paz y un ascensor que nos permite subir al mirador para contemplar una estupenda panorámica del puente 25 de Abril y de Lisboa, con un alcance de hasta 20 km.
En 2007 se colocó frente al monumento la llamada Cruz Alta, procedente del Santuario de Fátima. Actualmente tiene un albergue para peregrinos, varias salas de conferencias y una cafetería donde los visitantes pueden parar a descansar.