El Mercado da Ribeira, en Cais do Sodré, es actualmente uno de los mejores lugares donde comer en Lisboa disfrutando de un buen ambiente entre los muros de un edificio histórico que durante décadas fue el centro de la vida comercial de la ciudad por su cercanía al Tajo.
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Un mercado obligado a reinventarse
Inaugurado a finales del XIX, el Mercado da Ribeira era un mercado mayorista donde la gran nave central acogía un buen número de puestos de frutas, pescados, carne y todo tipo de productos alimenticios, pero por lo que se hizo más famoso fue por sus puestos de flores.
El primer golpe se lo llevó cuando el Mercado Abastecedor de la Región de Lisboa, el MARL, se consolidó como el principal mercado mayorista, por sus instalaciones más amplias y mejores accesos. Entonces, el Mercado da Ribeira aseguró su supervivencia pasando a ser mercado minorista.
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Y aunque se trataba de un mercado con mucha vida, finalmente se vio obligado a cerrar sus puertas cuando el auge de las grandes superficies fue una realidad, hasta se decidió darle una nueva vida rehabilitándolo como centro de restauración en 2014.
Actualmente, el Mercado da Ribeira se ha modernizado reconvirtiéndose en lugar predilecto de los amantes de la buena cocina y uno de nuestros favoritos para comer en Lisboa. Tartares, sushi, hamburguesas de autor, helados artesanales y zumos de frutas naturales son solo algunas de las muchas delicias que se pueden degustar en los puestos del mercado.
El paraíso de los gourmets
Siguiendo el concepto de los mercados-gourmet que tan de moda se han puesto también en España en los últimos años el Mercado de la Ribeira acoge pequeñas filiales de algunos de los mejores restaurantes de Lisboa:
- Varios con estrella Michelín, como los de los chefs Alexandre Silva, Marlene Vieira, Vítor Claro, Miguel Castro Silva o Henrique Sá Pessoa. Esto nos brinda la oportunidad de disfrutar de grandes platos a un precio muy económico.
- También tienen puesto en el Mercado da Ribeira la famosa Santini, cuyos helados tenéis que probar porque son realmente diferentes a los típicos de cualquier heladería, o Confraria, especialistas en sushi cuyo restaurante es uno de nuestros favoritos en Cascais.
- Si os gusta el pescado, no os perdáis Monte Mar o Sea Me. El primero es de los dueños del Monte Mar de la Playa de Guincho, uno de los mejores restaurantes de la zona de Cascais. El segundo, más joven, se está haciendo un hueco entre los lisboetas como uno de los principales grupos de restauración especialistas en pescado.
- Además, en el Mercado da Ribeira podemos llevarnos a casa algunos productos para hacernos nuestro propio festín a la vuelta del viaje, pues la Conserveira Nacional, que vende todo tipo de latas en uno de los puestos más bonitos del mercado, o Arcádia, que vende bombones y chocolates, también están presentes allí.
- Nos gustó especialmente el puesto del lado izquierdo del mercado, O Meu Amor é Verde, que vende toda clase de hierbas aromáticas en bonitos maceteros o hatillos, como un pequeño homenaje a las floristerías que hicieron famoso el antiguo mercado.
Un espacio para todos
Lo que más nos gusta del Mercado da Ribeira es cómo está organizado el concepto del consumo de los platos: la parte central cuenta con mesas de madera corridas que se comparten entre todos los puestos, por lo que es un lugar genial para ir con amigos o en pareja y que cada uno disfrute del tipo de comida que prefiera sin tener que cambiar de local.
Nosotros, en nuestro último viaje a Lisboa, fuimos varias veces a cenar allí y pudimos disfrutar de una de nuestras mezclas gastronómicas preferidas (y un poco raras, todo hay que decirlo): sushi de picoteo seguido de dos grandes hamburguesas de Honorato. Otro día fuimos a merendar y acompañamos los helados de Santini con dos zumos de frutas naturales del puesto de Compal.
Además, en este espacio central del mercado donde están dispuestas las mesas para comer, se organizan a veces eventos culturales como conciertos o exposiciones, haciendo del Mercado da Ribeira un sitio con un ambiente estupendo donde disfrutar de Lisboa gastronómicamente hablando.