El elevador más joven de Lisboa está resultando ser también uno de los más prácticos: se trata del elevador del Castillo de San Jorge, que conecta la Baixa con los alrededores del castillo y es una buena forma -reconozcámoslo- de ahorrarnos el esfuerzo de subir a pie hasta Alfama si estamos por esta zona.
Cómodo, rápido y gratuito
Esta es la primera ventaja del elevador del Castillo de San Jorge, que nos sube hasta Alfama en apenas un minuto; la segunda ventaja es que tiene un magnífico mirador.
Es importante que sepas que el acceso hasta el castillo se hace en dos tramos mediante diferentes ascensores: el primero lo cogemos en Rua dos Fanqueiros, en la Baixa (muy cerca de la Plaza del Comercio) y nos deja en la Rua da Madalena.
Desde ahí hay dos opciones: quedarnos por la zona o continuar andando (está indicado y son 5 minutos) hasta el segundo ascensor, ubicado en el antiguo Mercado do Chão do Loureiro, que es el que deja cerca del castillo y el que tiene el mirador que te comentamos.
Para acceder a este mirador solo tienes que girar a la izquierda, nada más bajar del ascensor. No pases de largo, merece la pena; si vas al caer la tarde las vistas te dejarán boquiabierto.
Tercera (y muy importante) ventaja del elevador: ¡es gratis! Si planificas bien tu ruta y quieres ahorrar en transporte, puedes llegar hasta Alfama en este ascensor y olvidarte de pagar el tranvía.
Un edificio rehabilitado para facilitar el transporte
La gestión de estos ascensores la lleva la EMEL (Empresa de Mobilidade e Estacionamiento de Lisboa) y la rehabilitación de los dos edificios donde se encuentra el primer ascensor costó nada menos que un millón y medio de euros.
El proyecto corrió a cargo del arquitecto Falcão de Campos, bajo la premisa de recuperar el antiguo edificio respetando al máximo su aspecto original. Justo antes de coger el ascensor, a la entrada del edificio, verás una exposición con varios paneles donde se explican las fases del proyecto.
Lo cierto es que los lisboetas parecen contentos con esta nueva atracción que les permite salvar los desniveles de la ciudad con mayor comodidad, y para los viajeros es una herramienta muy práctica, que nos permite movernos de un barrio a otro rápidamente y sin ningún coste.