El Arco de la Rua Augusta (Arco da Rua Augusta en portugués) es el acceso más monumental a la famosa Plaza del Comercio, cuya panorámica contemplaremos desde lo alto del mirador. Este mirador es una de las atracciones más recientes de Lisboa; inaugurado a finales de 2013 tras un largo período de rehabilitación, actualmente recibe cientos de visitantes diarios.
El origen del Arco de la Rua Augusta: su historia
La historia del Arco da Rua Augusta comienza en 1755, con el devastador terremoto que destruyó gran parte de los edificios de Lisboa. Fue entonces cuando se decidió levantar este arco como símbolo de la reconstrucción de la ciudad, que iniciaba una nueva etapa arquitectónica de la mano del Marqués de Pombal.
Sin embargo, la primera versión del arco no convenció y fue demolida, por lo que el arco de la Rua Augusta no sería concluido definitivamente hasta el siglo XIX, gracias al proyecto de José Veríssimo da Costa, que logró terminar esta construcción rematada, en el primer piso, por varias esculturas de Vitor Bastos, que representan a grandes personajes de la historia de Portugal (y que seguramente ya habréis conocido gracias a otros monumentos de la ciudad): el navegante Vasco da Gama, que descubrió la ruta a la India gracias a la cual el Imperio Portugués se consagró como uno de los más importantes de la historia moderna; el Marqués de Pombal, artífice de la reconstrucción de Lisboa con el trazado que podemos observar actualmente; Viriato, general lusitano que plantó cara a la conquista romana y Nuno Álvares Pereira, que luchó por la independencia de Portugal respecto a Castilla durante la Edad Media.
En la parte superior del arco se sitúan otras esculturas que evocan el Valor, la Gloria y el Genio, obra de Célestin Anatole Calmels. Desde el mirador, además, podréis verlas (¡y casi tocarlas!) muy en detalle.
Mirador del Arco de la Rua Augusta
Dentro del propio mirador, en la Sala do Relógio, encontraréis una exposición que recorre la historia de la construcción del Arco de la Rua Augusta desde sus inicios.
Pero lo mejor del mirador, evidentemente, son sus vistas: por un lado, la Plaza del Comercio, el Terreiro do Paço y el Tajo; por el otro, una estupenda perspectiva de la Rua Augusta, con sus paseantes, tiendas y terrazas vistas en miniatura. A los lados, la Baixa Pombalina, la Sé de Lisboa (sin duda, el mirador ofrece una de las mejores vistas de este monumento de toda la ciudad) y el Castillo de San Jorge.
Si bajáis paseando por la Rua Augusta, encontraréis el acceso al mirador justo antes de pasar bajo el arco, a mano izquierda. Allí se compra la entrada para subir al ascensor que os transportará hasta los dos primeros pisos del monumento. El último tramo tendréis que hacerlo a pie por una escalera muy estrecha.
El Arco de la Rua Augusta se suma así a la larga lista de miradores de Lisboa desde los que disfrutar de unas vistas privilegiadas de la capital lusa.